La semana pasada, una newsletter de Edu Garriga me hizo parar en seco y ponerme a pensar. Edu planteaba una fórmula para la salud que sonaba, a priori, sencilla y directa: come carne, pescado, verdura y fruta; entrena fuerza de 4 a 6 días por semana; duerme 8 horas. Una simplificación que, honestamente, agradezco en un mundo de tanta complejidad. Pero al leerlo, una idea me golpeó: esa fórmula es simple, sí, pero requiere mucho tiempo, lo mires por donde lo mires. Y la realidad es que no vivimos en un mundo donde el tiempo nos sobre, o al menos, eso nos hacen creer.
Es que ese "tiempo" lo devora todo, casi sin que te des cuenta. Tiempo para seleccionar la comida: porque si otros la seleccionan por ti, o es carísima, o no es la mejor opción. Tiempo para cocinar: claro, comer lo que cocina otro tampoco es lo más sano, o volvemos al coste desorbitado. Tiempo para entrenar: Edu mismo reconoce que en su box hay gente que a duras penas consigue sacar dos horas a la semana. Y dormir 8 horas... ¡bufff! De verdad, creo que programas como Crónicas Marcianas hicieron un daño terrible a la productividad de este país al poner sus "mejores contenidos" a altas horas de la noche. Esto es un desastre en toda regla. Fíjate si estamos desorientados que hasta queremos hacer Mindfulness cada vez más rápido. Se nos olvida que todos los factores de esa "simple" fórmula, hechos con dedicación y cariño, nos harían muy, muy, muy felices y satisfechos. Pero no, preferimos, o creemos preferir, ir a toda máquina. Es un mensaje que nos bombardea por todos lados.
Y esto me lleva a otra reflexión: pienso que, incluso, mostrar algo de éxito en las redes sociales ya no ayuda a nadie; al contrario, genera cierta ansiedad. Permíteme un ejemplo con Edu: yo, que tengo la suerte de seguirlo desde hace tiempo, sé (o al menos me hago una idea) de cuánto le ha llevado conseguir tener 8 o 9 centros. Hablamos de una vida de dedicación y esfuerzo. Pero si alguien lo descubre ahora, por primera vez, y se queda solo en esa primera capa de lo que ve (algo muy habitual y fácil en redes), tenderá a creer que él también puede lograrlo así de rápido. Sin embargo, no sabe cuánto le va a costar, las muchísimas dificultades que va a encontrar (las comunes y las suyas propias, porque cada uno tiene lo suyo), y esto sin menospreciar los golpes de suerte o el estar "preparado" en el momento adecuado.
No pensaba invertir tanto tiempo en esta respuesta a Edu, pero ya ves, me he alargado. Quizás porque porque estamos conectado o quería conectar contigo.
Y esto, curiosamente, me recuerda que a esa fórmula que planteaba podríamos y deberíamos añadir un elemento fundamental: "Pasar tiempo con gente", conectar con personas. No es, desde luego, nada nuevo.
Al final, la "simplicidad" de la vida y el bienestar en el contexto actual, tal como la vemos, exige una inversión de tiempo y de consciencia que a menudo no estamos dispuestos a reconocer. La verdadera riqueza y satisfacción reside en la dedicación a esos "factores simples" y en la profundidad de nuestras conexiones humanas, no en la velocidad o la acumulación superficial de logros o atajos.